Superación personal a través del running: aprende de haruki murakami

La respuesta podría encontrarse en el libro autobiográfico de Haruki Murakami, titulado en francés «Autoportrait de l’auteur en coureur de fond», que ahora llega a España como «De qué hablo cuando hablo de correr». La traducción del original japonés «Hashiru koto ni tsuite kataru toki ni boku no kataru koto» sigue siendo un enigma indescifrable, pero, a simple vista y dada su longitud, no parece corresponderse con ninguno de los dos títulos anteriores.

“Nunca un tema que me había interesado tan poco pudo haberme llegado a interesar tanto después de leer este libro.” Murakami corría diez kilómetros al día, seis días a la semana, y un maratón cada año. Todo el libro es un símil entre la vida del corredor de fondo y la del escritor, algo totalmente extrapolable a casi todas las facetas de la vida.

“Ante la pregunta de cuál es la característica más importante que debe poseer un novelista, Murakami responde que el talento.” Sin embargo, ese talento sin concentración sirve de poco, y si esa concentración no se mantiene a lo largo de un periodo prolongado, nunca se podría crear una buena novela, señala el autor japonés. Estas tres características —talento, concentración y perseverancia— son las mismas que necesita un corredor para finalizar un maratón con éxito.

A lo largo de este diario de un corredor, el lector puede comprobar cómo correr es una manera de conocerse a sí mismo, de ser consciente de sus límites, de su capacidad de sufrimiento y de lo que está dispuesto a sacrificar para alcanzar un objetivo: la meta autoimpuesta.

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En este sentido, son memorables los pasajes en los que Murakami narra el trayecto que él mismo realizó desde Atenas hasta Maratón, emulando al revés el origen de esta práctica, o el supermaratón de 100 kilómetros, para el que necesitó más de ocho horas y una capacidad de resistencia sobrehumana.

El libro presenta una imagen del escritor alejada del tópico de los escritores como seres bohemios que llevan una vida desordenada, similar a la de los artistas, que hemos visto en infinidad de películas, comenzando por «El loco del pelo rojo», que retrata la vida de Vincent van Gogh y deja claro desde el título cuál es la visión que quiere dar de los creadores. Este y muchos otros temas desfilan por las páginas de este libro y por la mente de su autor mientras corre o escribe, dos prácticas claramente diferenciadas pero que en este relato se cruzan constantemente, de modo que ya no se sabe cuándo se habla de una o de la otra. “La vida, al fin y al cabo, no deja de ser una carrera de fondo.”

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